El poeta José Zorrilla nació en Valladolid en 1817. Vivió su infancia en la casa del Marqués de Revilla, y en su madurez el escritor regresó a ella por un corto periodo de tiempo. La vivienda tiene dos alturas y un amplio jardín y conserva recuerdos personales del poeta, así como libros, objetos y muebles de posterior adquisición que recrean un interior de época romántica. Los fondos de la Biblioteca se incrementaron con el legado del gran escritor vallisoletano Don Narciso Alonso Cortés.
El Contemporáneo Panteón de hombres ilustres
El cementerio del Carmen Extramuros tiene su origen en las disposiciones sobre higiene ciudadana que se promulgaron a lo largo de los siglos XVIII y XIX para sacar los cementerios de las ciudades, pero en Valladolid no fue hasta 1833 cuando se llevo a efecto.
Pronto la nueva burguesía que había amasado fortuna con la industria harinera castellana, distinguida en vida, supo diferenciarse de los menos también en la muerte, surgiendo los panteones de hierro y piedra tan característicos del camposanto, y reservándose un área, para aquellos hijos ilustres de la ciudad. En la imagen, tumba de Zorrilla.
El poeta José Zorrilla nació en Valladolid en 1817. Vivió su infancia en la casa del Marqués de Revilla, y en su madurez el escritor regresó a ella por un corto periodo de tiempo. La vivienda tiene dos alturas y un amplio jardín y conserva recuerdos personales del poeta, así como libros, objetos y muebles de posterior adquisición que recrean un interior de época romántica. Los fondos de la Biblioteca se incrementaron con el legado del gran escritor vallisoletano Don Narciso Alonso Cortés.
El cementerio del Carmen Extramuros tiene su origen en las disposiciones sobre higiene ciudadana que se promulgaron a lo largo de los siglos XVIII y XIX para sacar los cementerios de las ciudades, pero en Valladolid no fue hasta 1833 cuando se llevo a efecto.
Pronto la nueva burguesía que había amasado fortuna con la industria harinera castellana, distinguida en vida, supo diferenciarse de los menos también en la muerte, surgiendo los panteones de hierro y piedra tan característicos del camposanto, y reservándose un área, para aquellos hijos ilustres de la ciudad. En la imagen, tumba de Zorrilla.